En 2011, la Comisión Técnica de Contaminantes de la Cadena Alimentaria (CONTAM) de la EFSA adoptó un dictamen científico sobre los riesgos para la salud animal relacionados con la presencia de las toxinas T-2 y HT-2 en alimentos y piensos. Se establecieron niveles de efectos adversos no observados (NOAEL) y niveles más bajos de efectos adversos observados (LOAEL) para diferentes especies animales.

En los rumiantes se estableció un LOAEL para la suma de T2 y HT2 de 0,3 mg/kg de peso corporal (pc) por día, basado en estudios con terneros y corderos. El Grupo de Expertos CONTAM señaló que los efectos observados en novillas y ovejas con problemas de nutrición permiten suponer que la desintoxicación ruminal de T2 puede no ser siempre completa y, por tanto, eficaz para prevenir los efectos adversos en los rumiantes. Sin embargo, los limitados datos sobre los efectos de la T2 en rumiantes adultos no permitieron llegar a una conclusión.

La Comisión Europea pidió a la EFSA que revisara la información relativa a la toxicidad del T2 y el HT2 para los rumiantes y que revisara, si fuera necesario, el punto de referencia (PR) establecido.

Los niveles de efectos adversos de 0,001 y 0,01 mg de T2/kg de peso corporal por día para, respectivamente, ovejas y vacas, se derivaron de algunos estudios, estimados a partir de concentraciones en el pienso de 0,035 mg de T2/kg para ovejas y 0,6 mg de T2/kg para vacas. Se establecieron PR de efectos adversos en la salud de los animales de 0,01 mg/kg de alimento para las ovejas y 0,2 mg/kg de alimento para las vacas. En el caso de las cabras, se seleccionó el PR para las vacas, a falta de datos que demuestren que son más sensibles. Sobre la base de las estimaciones de la exposición media realizadas en el dictamen anterior, el riesgo de efectos adversos de los piensos que contienen T2 y HT2 se consideró preocupante para las ovejas lactantes. En el caso de las cabras lecheras, la comparación realizada entre la exposición dietética y el PR derivado para las vacas, indica un riesgo potencial de efectos adversos para la salud. En el caso de las vacas lecheras y de las vacas de engorde, el riesgo se considera bajo.